Preguntas frecuentes - Mindfulness

Lo recomendable es iniciarse poco a poco en la práctica de Mindfulness. Puedes empezar practicando 5 minutos diarios durante la primera semana, e incrementar este tiempo en la siguiente y sucesivas (por ejemplo, 10 minutos diarios durante la segunda semana, 15 minutos en la tercera… ) busca tu propio ritmo. Veinticinco o treinta minutos es el tiempo promedio que la mayoría de las personas le dedican a su sesión diaria de Mindfulness, pero únicamente tú puedes decidir qué tanto tiempo es lo mejor para ti. No importa cuánto tiempo dediques a cada sesión sino cuántas sesiones realizas. La repetición es la clave. Cuanto más lo hagas, más beneficios obtendrás.

La práctica regular de Mindfulness proporciona confianza en uno mismo y en el fluir de la vida, además de otros importantes beneficios psicológicos, como son mejor humor, mayor capacidad de atención y concentración, aumento de la creatividad y de la capacidad de aprendizaje y memoria, mayor estabilidad emocional y empatía, mejores relaciones personales, mayor aceptación de uno mismo… una de las razones por las que el uso de la atención plena está teniendo tanto éxito es porque contribuye al restablecimiento del equilibrio emocional y porque favorece los estados de ánimo positivos. Aunque todavía desconocemos muchos de los mecanismos fisiológicos que relacionan los estados emocionales con el sistema inmune, ya se ha demostrado científicamente que la relación existe y constituye una prueba más de la existencia de mecanismos psiconeuroinmunitarios.

Aunque las técnicas de Mindfulness y de Hipnosis Terapéutica utilizan los mismos mecanismos neurofisiológicos, y la sensación subjetiva es similar, el propósito de cada uno es diferente: mientras que la práctica de Mindfulness se centra en la atención, receptividad y aceptación del ser, las técnicas de Hipnosis Terapéutica implican trabajar activamente hacia un propósito determinado.

El primer paso es identificar cómo te sientes. A algunas personas les gusta comenzar acompañados de una música tranquila de fondo –como sonidos de olas, suave lluvia o los sonidos de la primavera en el campo- Siéntate en silla cómoda, quizás deseas taparte con una manta ligera para evitar enfriarte, porque el metabolismo de tu cuerpo puede ir más lento.

Tómate unos minutos para calmar tu respiración. Pon atención a tu respiración. Cuando exhales imagina que estás liberando todas las tensiones acumuladas del día. Conforme inhalas respira la tranquilidad que te envuelve. Acalla tu mente y permite que tu cuerpo se relaje, si llegan pensamientos tan sólo suéltalos y vuelve a poner atención a tu respiración.

El proceso lleva tiempo pero es un tiempo importante y especial para ti. Al relajar tu cuerpo, puedes darte cuenta de que tu consciencia se incrementa. Encontrarás que tus sentidos se hacen más agudos. Los sonidos que usualmente no percibes pueden llegar a ser distracciones. En este tiempo tranquilo y en silencio tómate un momento y hazte consciente de tu cuerpo. En este estado de quietud parece que el tiempo se acorta o se alarga. Treinta minutos pueden parecer cinco o viceversa.

Hay dos componentes básicos en la práctica de Mindfulness. Por una parte, mantener la atención centrada en la experiencia inmediata del momento presente, la respiración, la postura, las sensaciones corporales… Y por otra, la actitud correcta con la que se vive esa experiencia: curiosidad, apertura, aceptación y amor.

Recientes investigaciones neurobiológicas confirman que la práctica de Mindfulness no sólo provoca cambios funcionales transitorios en el cerebro, sino que también implican modificaciones estructurales. Estos cambios tienen su expresión en la manera de ser y de reaccionar del sujeto.